El enfoque con relación a los principios del entrenamiento
Son varios los textos que encaran la problemática del entrenamiento haciendo referencia a sus "principios". Obviamente esto es muy loable y es un asunto que los entrenadores deben de tener en cuenta con sumo cuidado. De todas maneras es necesario aclarar algunos aspectos con relación a ello.
¿Qué es un principio? Puede ser considerado a través de dos sinónimos.
· Como origen o comienzo en relación con el tiempo en que se inicia un proceso, es decir, el momento en que se empieza hacer algo.
· Como reglas o normas de conducta que orientan el comportamiento. Se trata de normas de carácter general, en cierta forma universales.
Pues bien, y teniendo en cuenta la segunda acepción, en el campo del entrenamiento deportivo existen "normas de conducta que orientan el comportamiento, y que prácticamente también son universales".
Sin embargo, en este aspecto cabe la pregunta: ¿de dónde surgen los principios del entrenamiento? No es desde elucubraciones teórico - sociales - filosóficas, sino desde el campo práctico. El respaldo para la determinación de los principios del entrenamiento surge de largas investigaciones desarrolladas en el desarrollo de la práctica deportiva: como resultado tanto de los triunfos como también de los fracasos. De ahí surgió lo que se puede considerar como "correcto" e "incorrecto" de lo que está "bien" o "mal". Lo que se ha experimentado en el campo práctico ha tenido finalmente su efecto para proclamar una verdadera ética de trabajo: los principios del entrenamiento. De acuerdo a todo esto y siempre con relación al entrenamiento deportivo, se pueden resumir esquemáticamente en los siguientes:
· Principio de la individualidad
· Principios de la multilateralidad
· Principio de la especificidad
· Principio de la continuidad
· Principio de la utilidad
· Principio de la salud
. Principio de la supercompensación
De la individualidad
Básicamente los seres humanos somos semejantes en los aspectos más generales, con las mismas necesidades y/o deseos. Las leyes universales gravitan de la misma forma sobre todos nosotros. De todas maneras, en los aspectos más íntimos ya existen determinadas diferenciaciones. Por esta causa, la masificación del entrenamiento se debe dar solamente en aspectos generales, pero luego de ello se presenta la individualidad. Dos deportistas pueden ser sometidos al mismo entrenamiento, pero la reacción al mismo y en la mayoría de los casos no es igual, al menos no en la misma magnitud; en otras palabras, dos corredores se desplazan durante el lapso de una hora a 5 mts /seg. lo que representa un trabajo similar en valores absolutos, pero mientras uno de ellos lo hace en las 150 p/min, el otro se ubica entre 170 - 180 p/min. Es indudable que la demanda energética en cada uno de estos deportistas ha sido diferente, lo que implica que la estructura del entrenamiento no debe de ser similar entre ellos. De esta forma, entonces, lo que se busca es que la carga utilizada coincida con las características psicofísicas del entrenando, con sus necesidades y capacidad de tolerancia (Weineck, 2005).
De la multilateralidad
Es un principio algo cuestionado en los últimos tiempos debido a la gran tendencia hacia la especialización. De todas maneras, y, al menos en las etapas de la iniciación deportiva, es de suma importancia el tener en cuenta a la multilateralidad o al aspecto polifacético de la persona. En esas etapas, pese a que el entrenador haya detectado una tendencia genética muy favorable hacia una futura actividad deportiva, la misma debe de estar conectada a este principio (Ozolin, 1949). Por esta causa, pese a la futura orientación que tendrá el entrenando, la multilateralidad le permitirá tomar en cuenta los aspectos de la salud. En las etapas de iniciación debe de existir una gran versatilidad en el trabajo, especialmente en los aspectos neuro - coordinativos. Recordemos que más adelante, la optimización de la capacidad coordinativa orientada hacia determinada especialidad, consiste nada más que en seleccionar y después combinar adecuadamente todo aquello que se formó en el acervo motor a edades tempranas.
De la especificidad
Consiste en concentrarse de manera prevalente sobre aquella capacidad biofuncional que necesita el deportista. Aún en la etapa de acondicionamiento general, el desarrollo del proceso del entrenamiento debe de tener en cuenta la especialidad del deportista; no debe de estar desconectada de la misma. La especificidad debe de estar orientada en dos aspectos fundamentales:
· Con relación al desarrollo técnico de la especialidad deportiva, y
· Con relación al metabolismo energético implicado en la especialidad.
Recordemos que el gesto técnico de manejar un hacha para cortar madera no tiene relación técnica con el lanzamiento del disco. Un problema similar se plantea cuando se pretende evaluar los valores funcionales - como por ejemplo el máximo consumo de oxígeno - en aspectos coordinativos ajenos a la especialidad; en efecto, es erróneo evaluar a un nadador o atleta en la bicicleta eorgométrica, con lo que los valores logrados tendrán características erróneas Determinadas experiencias coincidieron con esta postura. Se sometió a nadadores a un régimen de entrenamiento luego de lo cual se evaluó el consumo de oxígeno. Una de las técnicas utilizadas fue sobre la bicicleta ergométrica, lo cual demostró un incremento de dicho consumo de apenas 1,4%, mientras que en la prueba de natación, es decir, en la modalidad específica, ese valor se elevó al 11% (Mc Ardle, 1996).
De la continuidad
Significa que el entrenamiento debe desarrollarse con determinada sistematicidad, teniendo en cuenta que los beneficios provocados por las cargas de trabajo tienen cierta duración. Debido a ello el entrenamiento siguiente se debe de aplicar cuando los beneficios del anterior todavía tienen vigencia; en efecto, las cargas de trabajo deben de estar "entrelazadas" entre sí. Obviamente esto tiene íntima relación con los procesos de adaptación, con la "supercompensación". Por todo esto el objetivo fundamental del principio de la continuidad es la de mantener a un nivel lógico y razonable la capacidad de rendimiento del deportista. Esto es importante tenerlo en cuenta cuando se trata de competiciones de larga duración, extendidas durante períodos prolongados (deportes de conjunto). Para que esto se logre es necesario adecuar los niveles de trabajo en todo momento a un nivel adecuado: por esta causa es necesario tener en cuenta lo siguiente:
· Se deben de evitar en lo posible y de forma razonable las interrupciones en el entrenamiento.
· Se debe consolidar continuamente la forma deportiva ya obtenida.
· Se debe de evaluar periódicamente el rendimiento del deportista con relación a las cargas y /o períodos de trabajo.
De la utilidad
Bajo este aspecto tenemos en cuenta que todo el proceso del entrenamiento está encaminado a desarrollar eficazmente todos los aspectos que juzgamos necesarios para el progreso del deportista. La utilidad se cumple cuando los medios operativos del entrenamiento se manejan de forma correcta, tanto sobre las aspiraciones como también, y, principalmente, teniendo en cuenta las posibilidades del mismo. Este principio se desenvuelve tanto en el proceso del aprendizaje técnico como también en el desarrollo de las capacidades físicas. Obviamente la utilidad, o el aprovechamiento del entrenamiento, están relacionados con los procesos de adaptación. Si ello no existiera en la naturaleza de los seres vivos, no se podrían soportar los distintos cambios de índole psico-biológicos que se necesita para sobrevivir (Portos Lussac, 2008). En la enseñanza de la técnica deportiva debemos aplicar procesos metodológicos que estén de acuerdo al objetivo técnico y que tomen en cuenta la edad, temporada y el nivel de entrenamiento de la persona. Además, en el aspecto de la utilidad, se quiere significar que la carga o estímulo se adapte a las características y necesidades del deportista; el simple hecho que éste soporte determinada carga, no significa por ello que producirá procesos de adaptación: el entrenamiento en este caso no sigue el principio de la utilidad. De ello sacamos en conclusión que no podemos incrementar los esfuerzos del entrenamiento cuando observamos que nuestros dirigidos no responden de manera adecuada a los mismos. Para orientar la planificación bajo este principio, es necesario tener bien en claro hacia dónde debe dirigirse la planificación del trabajo, cómo y cuándo deben de aplicarse los distintos métodos de entrenamiento.
De la salud
El entrenamiento deportivo debe ser un apoyo o respaldo para la salud y no desarrollarse a costa del buen y correcto funcionamiento del organismo. En este aspecto la Medicina del Deporte, el buen conocimiento de la fisiología tradicional y del ejercicio pueden dar una buena orientación con relación a este principio tan importante. Los médicos deportólogos deben de trabajar en estrecha colaboración con el entrenador, con una adecuada simbiosis. De todas maneras es necesario aclarar que cuando se trata del alto rendimiento, caso del deporte profesional e intensamente competitivo, no hay seguridad en cuanto a la salud, y por dicha causa aquí ya se producen distintos problemas. Por todo esto el proceso de la supercompensación está íntima entrelazado con los principios anteriormente señalados.
Principio de la supercompensación
El principio de supercompensación hace referencia a la adaptación que se produce en nuestro organismo como respuesta al entrenamiento. Este es un principio vital en los deportes colectivos ya que, como pasaba en el anterior, para conseguir cualquier mejora en la condición física de los deportistas es necesario tener muy en cuenta este principio. Rubio (2002) considera que para que una carga de trabajo surta efecto se debe dejar el tiempo necesario para su recuperación, en caso contrario, si se aplica una carga cuando no se ha producido la supercompensación y esto se repite se puede llegar al sobreentrenamiento, a la fatiga.
Esta correcta alternancia entre esfuerzo y recuperación se debe aplicar en todos los periodos del entrenamiento: sesión, microciclo, mesociclo y macrociclo. El estado de sobreentrenamiento por no respetar el equilibrio entre esfuerzo y descanso puede conducir al deportista a una lesión, a una enfermedad y, evidentemente, a un menor rendimiento deportivo. Sin embargo, esta situación es difícil que aparezca en los deportes colectivos (entre ellos el voleibol), ya que no se suele entrenar al límite de la capacidad del deportista.
Un ejemplo de esto, sería concentrar la carga del microciclo semanal en el miércoles (con doble sesión), ya que el deportista va a tener tiempo de recuperarse y obtener la compensación para la competición del fin de semana (Rubio, 2002).
Grosser, Starischka y Zimmermann (1988) consideran que en las personas bien entrenadas el aumento a través de la supercompensación dura semanas y meses por lo que resulta necesario efectuar continuamente tests para planificar el entrenamiento y determinar en que nivel de la capacidad máxima de rendimiento se encuentra el deportista. Al igual que Rubio (2002), estos autores consideran que el momento más oportuno para utilizar los efectos de la supercompensación es después de dos o tres días de haber soportado un mayor esfuerzo intensivo.
Todo esto, nos lleva a considerar la necesidad de manejar y conocer el principio de supercompensación a la hora de planificar el entrenamiento deportivo en deportes colectivos como el voleibol.